Patricia Bullrich volvió de sus 36 horas en el country Cumelén, en Villa La Angostura, con varias certezas y algunos indicios clave para el futuro de la oposición. Una certeza es que, en las caminatas que tuvieron a solas, Mauricio Macri descartó cualquier acuerdo en el PRO y ratificó que las candidaturas presidenciales del PRO deben definirse en las PASO. Otra es que mantendrá su imparcialidad sin levantarle la mano a ningún postulante. El indicio clave es que el ex mandatario le dio a entender con claridad que no competirá en las próximas elecciones.
Para la titular del PRO, no pudo ser más positivo el balance de su regreso a la actividad política luego de las vacaciones con sus nietos en Brasil. Por un lado, su presentación ante la DEA del domingo pasado fue determinante para que el dictador venezolano Nicolás Maduro haya cancelado su visita a la Argentina para participar de la Cumbre de la CELAC. Por otro, si bien no le dio señales de que anunciará el apoyo a su candidatura, Macri la privilegió con algunos gestos que no había tenido con Horacio Rodríguez Larreta: la invitó a hospedarse en su casa, le pidió que fuera con su marido, Guillermo Yanco; avaló tácitamente que difundiera la foto del encuentro y, además, le pidió que cambiara su pasaje de regreso para que pudieran seguir charlando y almorzar juntos.
Macri y Bullrich compartieron el lunes, de 17 a 19, una caminata por el bosque de Cumelén para hablar tranquilos, pero no fueron los únicos momentos en los que conversaron a solas. El resto fue una inédita experiencia de convivencia político-familiar, en donde ambos estuvieron con sus cónyuges, Juliana Awada y Guillermo Yanco. La titular del PRO nunca había pasado momentos de semejante intimidad con el fundador del partido. Dicen que quedó encantada con la calidez de la esposa de Macri.
Pero el saldo más importante surgió de las charlas. El caso Maduro acaparó la agenda inicial de Macri y Bullrich: se enteraron cuando estaban por almorzar de que el dictador bolivariano no vendría a la Argentina y lo celebraron con euforia. Ella le contó detalles de la presentación que había hecho ante la DEA y la embajada de EEUU en la Argentina, decisiva porque corría el riesgo de haber sido detenido a raíz de los delitos por narcotráfico que le imputa el Departamento de Estado norteamericano.
La ex ministra de Seguridad se puso en contacto inmediatamente con sus colaboradores para consensuar el texto de un tuit en el que celebró haber “frenado al narcotraficante de Maduro” y también dictó una dura respuesta ante el pedido del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, de que “la Argentina no permita que la extrema derecha gane las elecciones”. Macri pareció haberle dejado a Bullrich el protagonismo: recién tuiteó sobre el tema a las 22.09 de este lunes (“Maduro tuvo miedo. Se dio cuenta de que algo está cambiando en la Argentina”, fue su mensaje).
La larga caminata de Macri y Bullrich por el bosque y la costa del lago Nahuel Huapi sirvió para que se enfocaran en la interna del PRO. Allí fue cuando el ex mandatario dio señales de que no competirá en las elecciones y fue enfático en que la candidatura presidencial debía surgir de las PASO.
También le aseguró que no se pronunciará en favor de ninguno de los postulantes. Bullrich tampoco estaba tan de acuerdo en recibir la bendición de Macri: cree que sólo saldrá “empoderada” como candidata si logra derrotar a Rodríguez Larreta en las primarias sin la ayuda explícita del ex presidente. En el entorno bullrichista las opiniones al respecto están divididas: algunos coinciden con su jefa política en que es mejor ganar sin padrinos, por más que se trate del fundador del partido, y otros creen que el triunfo será inexorable si el ex jefe del Estado respalda a Bullrich antes de las PASO.
En esas dos horas de caminata repasaron las principales propuestas de gobierno que prepara el bullrichismo y se analizaron algunos nombres de su eventual gabinete. Macri les pidió a los presidenciables del PRO que si llegan a la Casa Rosada nombren a ministros del gobierno de Cambiemos para “aprovechar su experiencia”. Bullrich no está tan de acuerdo con esa idea.
Donde hubo plenas coincidencias fue cuando evaluaron al gobierno de Alberto Fernández, a quien criticaron sin piedad. Sobre la base de los análisis de sus economistas, Macri y Bullrich creen que Sergio Massa no podrá encarrilar la economía y que dejará “una bomba” al próximo presidente.
El ex presidente se mostró particularmente duro contra el ministro de Economía e incluso criticó la designación de Martín Redrado como secretario de Asuntos Estratégicos del gobierno porteño, a quien le achaca su condición de ex asesor del líder del Frente Renovador. “No puedo creer que armé un partido distinto para que termine viniendo gente de Massa”, se quejó Macri.
Bullrich tenía previsto regresar este martes por la mañana, pero Macri le pidió que se quedara para seguir charlando y almorzar con él y su esposa. Por eso finalmente la candidata del PRO debió reprogramar su agenda en Buenos Aires y tomó otro avión. Eso sí, cuando cambió de planes se preocupó de que sus colaboradores difundieran declaraciones sobre la experiencia en el sur.
“Con Mauricio Macri tuvimos un encuentro de mucha profundidad, que nos permitió trabajar sobre el cambio y el coraje que el país necesita”, fue una de sus frases. Otra: “Vamos a enfrentar las trampas de Massa y explicar la bomba que se está gestando en la economía”. La última: “Nuestro compromiso es que los argentinos elijan en las PASO el candidato que representará a Juntos por el Cambio”. No fue lo único: como el ex presidente no le pidió que mantuviera un perfil bajo, Bullrich publicó en Twitter su foto con Macri, acompañados por Awada y Yanco, con el siguiente mensaje: “Gracias @MauricioMacri y Juliana por recibirnos estos días. Agradezco la calidez y la claridad de las ideas. Vamos a poner a la Argentina en el camino correcto. Somos el cambio o no somos nada”.
Con el envión anímico y político de su paso por Cumelén, este jueves retomará la agenda de una campaña basada más en el contacto con la gente que con los dirigentes: visitará Sierra de los Padres, hablará en Mar Chiquita con productores agropecuarios y cenará con empresarios en Mar del Plata. El sábado irá a Balcarce y Castelli. A fines de mes estará en el Festival de Cosquín, en Córdoba. ¿Se animará a cantar allí una zamba? Parece imposible. La semana pasada ya desistió de bailar en el Festival de Chamamé, en Corrientes. Sus asesores dicen que ordenó evitar las fotos de campaña como las de Rodríguez Larreta subido a una tabla de surf, comiendo panchos o vestido de gaucho.