Una encuesta reciente evidencia un deterioro notable en las percepciones hacia el Gobierno nacional. Según los datos, la aprobación de la gestión ha caído en los últimos meses, mientras que más de la mitad de los encuestados ha manifestado que el país necesita un cambio de rumbo. Los principales motivos señalados son la inflación persistente, el encarecimiento de la vida cotidiana y la sensación de que las instituciones no cumplen con lo que prometen.
Los encuestados también destacaron que el deterioro se siente con especial intensidad en el poder adquisitivo del salario, en el acceso a los servicios públicos y en la previsibilidad económica. Además, existe un malestar generalizado sobre la transparencia gubernamental, con mención explícita a decisiones polémicas recientes que minan la confianza ciudadana.
El estudio también revela diferencias por grupo etario y región: los jóvenes y los habitantes del interior del país son quienes expresan mayor urgencia de cambio, mientras que en el AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires) la caída de apoyo es visible pero algo más moderada.
En síntesis, los resultados muestran que el Gobierno enfrenta no sólo desafíos económicos profundos, sino también una falla creciente en conectar con las expectativas sociales. El escenario apunta a que no bastarán los ajustes técnicos: será clave la narrativa política que se elabore de acá a las elecciones para recuperar credibilidad.