El Gobierno anunció una nueva extensión en la suspensión de las retenciones para carnes bovinas y avícolas, incorporando estos productos al esquema que ya había sido aplicado para varios otros sectores. Con esta medida, los productores de carne vacuna y pollo quedan exentos temporalmente del gravamen, con el objetivo de aliviar los costos de producción y evitar una escalada en los precios al consumidor.
La decisión forma parte de una política más amplia diseñada para atenuar el impacto inflacionario sobre los alimentos, priorizando la cadena de valor agrícola y ganadera. Según fuentes oficiales, el alivio fiscal busca además reactivar la oferta interna, mejorar la rentabilidad de los productores y reducir las tensiones sociales derivadas del encarecimiento de la carne, un bien de fuerte peso cultural y alimenticio en Argentina.
Aunque la medida implica una reducción temporal en la recaudación fiscal, el Ejecutivo considera que el costo se compensa con un efecto social positivo y una posible mejora en la confianza del mercado interno. De mantenerse las condiciones, se evaluará la continuidad de la suspensión según la evolución de los precios, el tipo de cambio y la presión inflacionaria en los próximos meses.